Los recuerdos como sueños,
algunos se borran del todo, otros se difuminan hasta no recordar líneas,
colores, olores... Las palabras dejan de ser literales y las interpretaciones
se multiplican a cada segundo. La búsqueda de la claridad, de la realidad se convierte
en una carrera angustiosa. El esfuerzo por recordar, por no olvidar aunque
quizás fuese lo más adecuado. ¿No podemos? o ¿No queremos? Mártires de nuestra
propia mente, de nuestro propio cuerpo, de nosotros mismos. Buscando hasta el
último detalle en nuestros recuerdos, en el pasado, dándole cientos de
significados para encajarlos en un presente al que obligamos a tener sentido
para sentirnos dueños de nuestras vidas.